miércoles, 29 de mayo de 2013

EXCURSIÓN A CERCEDILLA

El pasado 14 de mayo, fuimos a visitar el Valle de la Fuenfría en la sierra de Madrid (Cercedilla).
Cercedilla es un municipio español de la provincia y Comunidad de Madrid, situado en la Sierra de Guadarrama en el noroeste de Madrid. Se encuentra a una distancia de cincuenta y siete kilómetros de Madrid.
 
 
 
 
 

Vegetación en el Valle de la Fuenfría.

Se caracteriza fundamentalmente por la presencia del pinar, que cubre ambas laderas, dejando apenas una franja de matorral y pastos en las zonas altas, alternando éstas con las zonas rocosas. Pero, a pesar de este aspecto, no es tal la uniformidad, pudiendo dividir el valle en distintos hábitats:
  • Ribera y prados bajos: La parte más baja del valle estuvo ocupada por fresnos y robles, hoy ha sido aprovechada por el hombre para crear prados donde alimentar su ganado, produciéndose una notable transformación en el paisaje y subsistiendo la vegetación original en los márgenes de los cursos de agua.
 
 
 
  • Pinar: El bosque de pino del Valle de la Fuenfría, junto con los de Valsaín y Navafría, forma parte de la mayor masa de pino silvestre del Macizo central.
    Este pino se caracteriza por el color asalmonado de su corteza en la parte superior del tronco. El sotobosque de este pinar varía con la altitud, estando compuesto por retama blanca, retama negra, zarzas, rosales silvestres, helechos, etc.
    Pero el bosque no es homogéneo, y así podemos ver ejemplares de tejo y serbal junto a los ríos, acebedas en las zonas más umbrías, chopos temblones en el barranco de la Navazuela, ejemplares de pino negro en Peña Aguila...

     
 
     
     

     
     


EL CEREBRO

Stockbyte/Stockbyte/Thinkstock


LA QUÍMICA DEL AMOR - Así funciona el cerebro cuando estás enamorado.

En la última década, y gracias al avance de las técnicas de neuroimagen, se han llevado a cabo diversos trabajos que han descubierto las bases neurológicas del amor. Hasta 12 áreas del cerebro parecen estar involucradas en el sentimiento del amor. El cerebro de los hombres y el de las mujeres no se comporta de igual forma ante el amor. El sentimiento estimula hasta 12 áreas cerebrales y tanto el amor como el odio estimulan algunas de las mismas regiones.




Es nuestro cerebro el que se enamora. En la última década, se ha publicado un importante número de estudios que han puesto al descubierto el papel que juegan varias partes de nuestro cerebro (el hipotálamo, la corteza prefrontal, la amígdala, el núcleo accumbens, el área tegmental frontal, etc.) en el amor. Estas investigaciones también apuntan a que tanto el amor como la fidelidad poseen una clara base neurológica, donde neurotransmisores como la adrenalina, la dopamina, la serotonina, la oxitocina, vasopresina, etc. son elementos fundamentales para comprender por qué nos enamoramos.




Se considera que sólo tardamos medio segundo en enamorarnos -puesto que es el tiempo que tarda nuestro cerebro en liberar las moléculas neurotrasmisoras que generan las distintas respuestas emocionales- o que el sentimiento amoroso provoca alteraciones neuronales en áreas del cerebro relacionadas con la percepción, lo que puede explicar el hecho de que las personas enamoradas encuentren a su pareja mucho más especial que el resto.










Tanto el amor como el odio estimulan algunas de las mismas regiones cerebrales. Pero mientras el amor parece inhibir parte de las zonas donde se procesan las ideas racionales, el odio las hiperactiva.